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Creado: 2024-06-10
Creado: 2024-06-10 19:45
Ya sea un dibujo o un texto, al hablar con otros sobre el trabajo que hemos realizado, es inevitable que se filtre un matiz de orgullo. En este punto, lo importante es distinguir si ese orgullo proviene de la vanidad o de un verdadero sentimiento de autoestima.
Las personas con una fuerte vanidad tienen una clara intención de mostrar sus logros, y esto se manifiesta claramente en el flujo de la conversación. Por otro lado, el orgullo de una persona con autoestima proviene de un sincero sentimiento de satisfacción y gratitud por sus logros.
Esta diferencia se transmite claramente a quien escucha. La vanidad se centra principalmente en el reconocimiento externo y la mirada de los demás, mientras que la autoestima otorga mayor valor a la satisfacción interna y la autorrealización.
A Writer Trimming his Pen (1784)_Jan Ekels the Younger (Dutch, 1759-1793)
En definitiva, la diferencia entre la vanidad y la autoestima al compartir nuestros logros radica en qué valor priorizamos. Si realmente amamos nuestros logros y apreciamos las lecciones y experiencias obtenidas durante el proceso, eso es precisamente una autoestima sana, y esto tendrá un impacto positivo en los demás.
▶ Las fantasías que albergamos sobre la mente de los demás, a quienes no conocemos en absoluto, nos hacen infelices. Más bien, debemos dejar de preocuparnos por lo que los demás piensen de nosotros. En el fondo, se encuentra la codicia y el apego.
▶ Si la vanidad es el deseo de recibir aplausos de los demás por una apariencia mejor que la real, la autoestima es la firme convicción en las propias virtudes. Si la vanidad es la esperanza de apoyarse en la mente de los demás, la autoestima es una alta valoración directa de uno mismo que se da a sí mismo desde su propio interior. Cualquier persona puede poseerla si tiene confianza en sus propias fortalezas y valores.
▶ La autoestima inquebrantable, en la que uno mismo afirma su propio valor, es lo más importante en las condiciones de la felicidad.
-Kang Yong-su, Schopenhauer para los cuarenta
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