¿Ser bueno realmente te hace feliz?

A menudo me encuentro con personas que enfatizan la virtud de la 'bondad'. La bondad ha sido uno de los valores considerados como un comportamiento ideal desde la infancia, esencial para ser querido y reconocido. Sin embargo, con el paso de los años, me he cuestionado si las acciones bondadosas realmente me hacen feliz.

"Lo bueno es bueno."

Junto con la bondad, la frase 'lo bueno es bueno' también se usa con frecuencia. Yo también he tendido a reprimir situaciones desagradables con esta mentalidad. Sin embargo,¿Es realmente bueno lo bueno? ¿Desde la perspectiva de quién se define lo 'bueno' cuando se dice que lo bueno es bueno? Creo en el karma, pero a veces me pierdo en la incertidumbre sobre si lo bueno es realmente lo bueno.

La autora Yoon Seoram, en su libro <¿Por qué esa persona no se disculpa?>, afirma que, si bien las manifestaciones pueden variar según el entorno, la forma en que las personas malas causan daño a quienes las rodean no difiere mucho.

La actitud hipócrita de 'yo sí puedo, pero tú no', y el hecho de que mientan descaradamente sin pestañear, incluso cuando saben que serán descubiertos, o la tendencia a culparse a sí mismos como víctimas cuando surgen problemas, son características comunes de narcisistas, psicópatas y sociópatas, a quienes llamamos personas malas. Es decir, aunque existan diferencias en el grado, hay una gran similitud en la forma en que estas personas causan sufrimiento a los demás.

- ¿Por qué esa persona no se disculpa?, Yoon Seoram, Primavera

Nos encontramos con personas que poseen estas características a lo largo de nuestras vidas, queramos o no. En consecuencia, aprendemos de forma natural que 'lo bueno es bueno' no siempre es cierto, y que ser bueno no siempre garantiza la felicidad. Además, también aprendemos cómo la virtud de la bondad y la frase 'lo bueno es bueno' se distorsionan cuando las personas malas las utilizan para su propio beneficio.

"¿Ser bueno realmente te hace feliz?"

Esta es una pregunta compleja que puede variar según el contexto.La bondad no siempre conduce a la felicidad, y a veces es necesario renunciar a ella para defender nuestros derechos y principios. En última instancia, lo que importa es para quién y para quiénes elegimos ser buenos.